Lo de los aviones es mi auténtica vocación. Y además tuve suerte porque el hermano de mi padre fundó cuando yo era niño la empresa más grande de aeromodelismo que ha habido en España (Modelhob). No podéis imaginar lo bien que me lo he pasado yo allí cuando me llevaba mi tío: ver cómo se hacían los aviones y los motores (los famosos "Zom") era...
No sé porqué dejé el aeromodelismo, quizá porque me dio por otras cosas, pero es algo que siempre estoy pensando en retomar.
Y lo del simulador es algo que me gusta tanto como para dar una vuelta al mundo en un Lockheed Electra como el de Amelia Earhart sin salir de casa. Mi simulador tiene volante y pedales, claro, pero también todos los mandos del avión. El vuelo lo hice en tiempo real y con climatología del momento, lo que hizo que tardase seis meses en completarlo, pues me pilló el Invierno al llegar a Siberia y tuve un parón más largo de lo esperado.
Y he tenido el privilegio de probar el simulador del Airbus 340 de Iberia, un juguete de 12 millones de euros. Esto sí que es una experiencia digna de disfrutar.
En fin... que si tuviese dinero, intentaría restaurar un avión, pero eso si que son palabras mayores.
Perdón por el rollo, pero es que esto me emociona.
