Resulta que el compañero Raexan asistió hace unos meses a una exposición de vehículos clasicos, llevando, para disfrute de los visitantes, su Mercurio magistralmente restaurada, y otra sin restaurar. La idea era mostrar "el antes y el después". La verdad es que la gente se quedaba perpleja.
Pero la historia no es ésta. La historia es que uno de los visitantes se acercó, y reviviendo viejos tiempos, empezó a contarle lo que disfrutó hace ya muchos años con la Mercurio de su padre, siendo la protagonista de su juventud y la envidia de todos sus amigos.
Tanto la disfrutó, que decidió hacer esto para no olvidarla nunca:

Posteriormente, coincidimos todos en una carrera y pudimos charlar un rato más. A los pocos días, como muestra de simpatía y cordialidad, le hice llegar un forro polar mercuriano y algunos adhesivos y bordados....
Curioso, no ?